domingo, 13 de enero de 2013

When I Look At You- Cap 24


-No te rías- la acusó él, pero la curvatura en su boca delataba su humor -Soy un tonto, ¿a qué sí?- Ella inclinó su rostro contra su mano, degustando la textura de su piel contra la yema de sus dedos.

-Eres humano…- Y lo era, por eso se dejó llevar por lo anhelado y no por la razón, cruzando la fina línea entre lo correcto y ella.


La besó. Y luego otra vez, hasta que su boca pareció arder tanto como otras zonas estratégicas en su cuerpo. Las horas corrían, pero no les importaba, no cuando estar juntos se sentía tan bien. Tras ellos, la brisa invernal parecía decirles que no eran bienvenidos; y sin embargo, el río con su agua salpicada de los destellos lunares no hacía sino incitarlos a quedarse. Nick se sentó junto a un árbol que parecía ser tan anciano como el mundo y apoyó su cabeza contra el tronco, mientras la cabeza de Destiny reposaba sobre su regazo. Permitió a sus manos perderse en el espesor de sus ondas castañas, mientras ella sonreía formando tiernos hoyuelos en los confines de ambas mejillas. La observó a los ojos y creyó ser devorado por esas esferas claras; a ratos azules, a ratos celestes; pero justo ahora, parecían ser el cielo.

-¿Por qué me miras tanto?- Él frunció el ceño, alejándose rápidamente de ella.

-¿Te molesta?

-¡No!, por supuesto que no- la forma en que negó con su cabeza, fue tan intensa que su honestidad dolió. Era demasiado buena, demasiado ingenua para quererla de ese modo.

-Bien- sonrió- porque planeo mirarte así por el resto de mi vida.

-¿El resto de tu vida?- gateó hasta él de manera veloz, con la incredulidad bullendo en cada poro de su piel. La entrepierna de Nick se tensó cuando ella se acomodó a horcajadas sobre su regazo, pero mitigó el deseo; no quería manchar con sexo su confesión. No ahora -¿De qué hablas, Nick?- Él tomó las manos de Dest y las guió hasta su pecho, en donde el músculo ahí latente corría a una velocidad alarmante. Ella se preocupó.

-Tranquila. Es solo que estoy algo nervioso- ella frunció el seño, mientras él dejaba caer un par de besos sobre su piel -¿Recuerdas aquella ocasión en que me preguntaste por qué actuaba tan… extraño?

-¿Cómo si me amases?- le incitó ella, tan nerviosa como él, pero claramente, mucho más directa. Él rodó sus ojos, pero mantuvo la sonrisa en sus labios -¿Qué hay con eso?- el modo en que se encogió de hombros fue tan tenso, que Nick suspiró más confiado. No era el único con problemas aquí.

-Sucede que te amo- Entonces cubrió su boca, dando un claro ejemplo de cómo se debe amar...


La luz de la luna ejercía un efecto casi mágico sobre el agua clara de la piscina, volviendo el azul de un casi violeta mágico. O así lo veía Dest, quien no terminaba de creerse el giro que habían dado los acontecimientos de ese día. Le amaba, Nick le amaba… Sumergió la cabeza en el agua temperada, mientras los brazos del moreno le rodeaban la cintura; volviendo su temperatura de por si elevada, a una todavía mayor.

-¿Crees en el amor eterno?- Nick solo la miró.

-Creo que se puede luchar porque algo funcione... Un momento, ¿por qué la pregunta?- Destiny 

comenzó a nadar en la dirección opuesta de la piscina, mientras Nick continuaba inmóvil, viéndola idiotizado. ¿Podía estar peor? Comenzó a seguirla… Sí, por supuesto que podía.

-Por nada- admitió traviesa segundos más tarde, una vez que él la alcanzó y la arrastró hacia una de las esquinas de la piscina.

-Cuando las mujeres dicen «Por nada»- explicó entretenido- significa justamente lo contrario- Destiny pensaba replicar, pero no fue necesario. Los labios del ojicafé la silenciaron con un beso, y el sabor propio del cloro pasó a un segundo plano cuando el fuerte Whiskey alojado en su lengua comenzó a deambular por su cavidad bucal. Inesperadamente, Nick les sumergió a ambos bajo el agua, y para cuando finalmente permitió a la peli castaña tomar aire, a ésta no le sorprendió que el sujetador hubiera desaparecido de su cuerpo.

En su cama, Liam se removía incómodo. Llevaba días sin saber nada de Miley, y Dios sabía que en el caso de esa mujer la falta de noticias no significaba alivio, sino todo lo contrario.

-¿Vas a pensar en lo que te dije?- ahi, parada, lo observaba Delta abrochandose la blusa blanca.

-Lo pensaré…- prometió él, mientras su pecho se aceleraba nervioso sospesando los pros y los contras. Nick era su amigo, se conocían desde siempre. Sin embargo, con los años había aprendido que no podía mezclar la amistad con las ambiciones personales. El propio Nick se lo había dejado bastante claro, ¿no? De otra manera lo hubiese ascendido hace años, y sin embargo, continuaba siendo un simple jefe de área. Patrañas, presentaría su carta de renuncia la próxima semana. Delta le ofrecía mucho más que una cama y un cuerpo; ella no solo le prometía un trabajo estable, sino amor verdadero.

Con los ojos cerrados y la mandíbula temblando de dolor, Miley tomó el último trago de Vodka que quedaba en el vaso.

-Deberías sufrir- murmuró a la nada, pero sabiendo perfectamente que el causante de su desdicha se encontraba haciendo muchas cosas, desgraciadamente, el sufrimiento no era ninguna de ellas -Deberia decírselo- susurró sin aliento, mientras una lágrima solitaria se deslizaba por su mejilla -Tengo que hacerlo- fue su última palabra, antes de correr en dirección al teléfono.

Nick observó el cuerpo tibio que descansaba a su lado. Lucía tan hermosa como la última vez que la hizo suya, pero en esta ocasión, el orgasmo le había sabido incluso mejor. ¿Sería ese un efecto secundario de estar enamorado? Por la sonrisa en su boca, él decidió que sí.

-¿Qué me hiciste?- no era una pregunta realmente, pero culparla a ella parecía ser lo mejor para su integridad. Gradualmente, comenzó a trazar un sendero de besos por el área de su hombro y cuello, deteniéndose más de la cuenta en la calidez ubicada bajo su oreja. Lamió su lóbulo con dulzura; bebiendo con añoro el sabor de su piel, su sudor e incluso las notas de jabón que había dejado en su cuerpo la ducha.

-Dest... mi Dest- pronunció su nombre como si se tratara de una alabanza, y probablemente lo era. Todo en Nick parecía venerar el cuerpo de la joven; sus labios, sus manos; no hacían sino rendirle honores con el tacto.

-¿Te desperté?- Dijo el al sentirla estremecerse entre sus brazos, riendo con voz ronca, y de paso, bañando con su aliento cálido el cuello de Destiny; quien negó con los ojos semiabiertos justo cuando Nick 
se aprestaba a tomar la carne en su boca otra vez.

-Supongo que lo he estado haciendo mal entonces- Las pupilas de la adolescente perdieron su punto de enfoque cuando la palma de Nick acunó la cumbre de su seno. Las manos de Destiny no tardaron en envolver el grosor de su cuello, y poco tardó esa barba incipiente en causarle escozor. Diez minutos más tarde, él la hizo llegar a la cima únicamente con su boca.

-Vamos bebé, córrete para mí- la incitó con tono lascivo, haciendo palpitar cada una de las células en el cuerpo de la adolescente. Destiny aferró ambas manos al sedoso cabello azabache, mientras mecía sus caderas contra la boca de él. Los labios de Nick, absorbieron la carne madura, presionando el endurecido botón hasta llevarlo a su punto límite.

-Si- a alentó excitado, soplando su hálito cálido contra la piel sobre estimulada- Ahora, amor, di mi nombre. Sabes que quieres…- Y quería, pero a veces el orgullo de una chica podía ser un tema a tener en consideración. Desgraciadamente para Dest, Nick tenía una vasta experiencia en lidiar con mujeres duras de roer.


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