jueves, 31 de enero de 2013

When I Look At You- Cap 34



-No es lo que estás pensando, yo la amo- Eso se quedaba corto, esa niña era su vida, pero a Miley no parecía importarle. 

-¡A otro imbécil con ese cuento! 

-Entiendo que la situación te desagrade, pero… 

-¿Desagradar? Esto es algo más que desagradar Nick- le corto furiosa. 

-Vale, lo entiendo. Es culpa mía, lo sé… Ella es menor de edad y debería haberle dado tiempo ¿Crees que no lo sé?, pero me enamoré maldita sea, no lo planeé sólo ocurrió-  Y como si necesitase defenderse aún más, añadió-  Fue un accidente Miley algo completamente involuntario. 

-Ese accidente, como tú lo llamas, es una niña Nick ¡Una niña!- la voz de Miley perdió fuerza, pero su silencio era tan letal como sus palabras, si es que no más- ¿Es que no lo ves?, ¡Tiene apenas quince años!- Nick sintió un escalofrío, la comprendía, actuaba como una madre después de todo, pero mira la hora a la que se le ocurrió tomarse su papel en serio, si bien le daba la razón su enfado era tan feroz que instintivamente habló protegiéndose:

-¿Eso no te detuvo a ti, verdad?- la bofetada llegó antes de que él pudiera preverla, habían límites que ni siquiera él era capaz de transar, salvo que acababa de hacerlo y había resultado una pésima idea-Me das asco. Esta es la última vez que te lo advierto, te quiero lejos de ella, y si la amas como dices hacerlo, la esperarás hasta que tenga una edad más prudente.

-Ya lo sé- dijo él, sobándose donde la piel quemaba, Miley tenía más fuerza de la que aparentaba, el dolor en su mejilla era una evidencia que no olvidaría.

-Pues entonces no tendrás ningún problema en hacer lo que te pido. Dale tiempo- susurró ella.

-No puedo- la miró directo a los ojos- ya perdí demasiado por tu culpa- Ella negó, secándose las lágrimas con la mano.

-Eso sólo lo dices para justificar tu falta, mentí porque creía que valías la pena, pensé que teníamos futuro, y sí… Admito que también quería hacerte pagar por usarme a tu antojo, pero ahora comprendo que no podía estar más equivocada.

-Siento que lo veas de esa forma- respondió él, aflojando el primer botón de su camisa, cuando volvió la vista hacia ella, la encontró negando mientras posaba su atención en la ventana, rehuyendo de su mirada.

-Tienes miedo- la mano le tembló mientras se apartaba un mechón de cabello de la cara- Tienes miedo de que al crecer se dé cuenta de el hombre que eres- Él frunció el ceño y esperó a que continuase- ¿O acaso te da miedo no ser capaz de aguantar?, son sólo unos años Nick… Si la amas como dices, no debería suponer un suplicio.

-Por qué no eres directa y admites de una vez qué es lo que quieres.

-Que te alejes de ella, ya te lo dije.

-Dejarla no es una opción

-Para mí sí.

-Entonces olvídate de ella, yo me haré cargo de ella- dijo Nick con tranquilidad, mientras se rascaba una ceja.

-¿Y permitir que la utilices como al resto de tus mujeres?, ni hablar- Los pulmones de él se dilataron en un hondo suspiro antes de que fuera capar de hablar.

-Ambos sabemos que no crees eso de mí, me conoces… Posiblemente, más de lo que yo mismo puedo permitirme admitir. Si esto es por celos...

-¡No son celos!, te quise… aún te quiero, pero no puedes tapar el sol con un dedo, ni yo- Esto está mal- Si realmente la amas como crees… La dejarás, y no será la amenaza de una inminente denuncia lo que te hará alejarte, sino el amor que dices sentir.

-¿Cómo es que te consideras tan moralista, de un momento a otro?- Ella sonrió con sus ojos cerrados y las mejillas humedecidas, probablemente evocando alguna memoria.

-Se trata de mi pequeña, no importa la edad que tenga, siempre la veré así. Me gustaría verla feliz, aprender… equivocarse, madurar. Mantener una relación con alguien mayor la hará saltarse etapas.- A Miley le dolía el pecho, pero en lugar de detenerse continuó hablando, como si de algún modo el dolor le ayudase a sanar, un oscuro recordatorio de cada falta cometida, Destiny no merecía nada de eso -No quiero esto para ella, cuando di a luz mi mundo completo se puso de cabeza y me volví un adulto a pasos agigantados. No te estoy pidiendo que le rompas el corazón, sólo que le des tiempo… Por favor, al menos dime que lo pensarás.


Él asintió, diciéndole que eso no significaba una maldita diferencia. Los siguientes tres días Nick se dedicó a guardar su equipaje, de todos modos tenía que irse ya había aceptado el puesto en New York, pero necesitaba hacer una última cosa. Esta vez no se rendiría sin luchar, Miley se había equivocado en una cosa. Él estaba plenamente consciente de su edad, sabía que tenía quince cuando la tomó esa primera vez, y también sabía que no era el primero. A pesar de ello, Miley parecía ignorar esto último y no sería Nick quien la pusiera al tanto de la vida sexual de su -pequeña-, por lo demás él estaba bastante seguro de lo que sentía y parecían años los transcurridos desde que la tuvo por última vez entre sus brazos. ¿Lo odiaría?, probablemente, a esa edad las adolescentes suelen ser muy volátiles, no le hubiera sorprendido encontrar su vehículo pintado con espray con palabras poco ortodoxas en él, de hecho tristemente lo anheló… Hubiera significado que aún pensaba en él, no de la mejor manera, aunque era mejor que nada.

-Vas a tener que hacer algo con tu cabello- se interrumpió y Destiny dedujo, tal vez por la expresión de su cara, el disgusto en el rostro de Mandy era obvio, que ahora estaba observando sus ojeras- También con tus ojeras, ponte unas bolsitas de té sobre los parpados antes de dormir.- Dest arrugo el rostro.

-Está bien, te tomaré la palabra- intentaba salir del apuro, lo último que se le ocurriría sería llenar sus ojos con ese líquido oscuro que la hacía pensar en tierra y otras cosas igual de tenebrosas, de ser así preferiría vivir por siempre con ojeras, no podía ser tan malo después de todo.

-Ya me lo agradecerás.- Ella la observó encogerse de hombros, restando importancia a sus palabras. Era una actitud bastante molesta, pero Destiny había desarrollado un don insuperable para lidiar con personas de un carácter imposible.


Cuando acabó la hora, se apresuró en llegar a la salida, lo último que necesitaba era que Douglas la alcanzara, suficiente tenía con aguantar que la recogiera de casa, más que un ex novio con deseos de dejar el título de ex, parecía un perro guardián. Observó la fecha en su móvil y se sorprendió al notar que hoy se cumplía un mes desde que llevaba viviendo con su padre. Mentiría si dijese que le apenaba la partida de Delta, pero lo cierto es que las cosas habían ido de bien a mejor, de vez en cuando pillaba a Liam con expresión melancólica, pero recomponía su semblante al instante en cuanto notaba la presencia de Destiny ahí.

-Te sienta bien ese color- De ninguna forma estaba preparada para oír su voz, el estómago se le tensó como si acabase de recibir una puñalada en el vaso y antes de siquiera verlo, su cuerpo ya le había reconocido. Movió la cabeza, relajando el cuello que se encontraba rígido como la espalda de Mandy y se giró hacia su espalda donde Nick le esperaba sonriente, quiso borrar esa sonrisa a fuerza de golpes. Él acicalaba su atractivo cuerpo con unos tejanos oscuros y un jersey blanco de cuello polo, que marcaba su pecho de una forma que le dejo la boca seca. Y por lo que pudo ver por el rabillo del ojo, no era la única que se había quedado sin saliva, un grupo de estudiantes se había reunido en la esquina del portón.

-Eso me han dicho- soltó sin un ápice de remordimiento, recordando el elogio que le había hecho Douglas con relación a sus ojos. Según él combinaba, lo cierto es que sus ojos eran celestes no violetas, pero si él quería creer que sí, pues lo dejaría, no podía juzgarle por su aparente daltonismo. 

-Tengo cosas que hacer… al igual que tú, supongo.- Tan hermosa, tan inalcanzable como siempre, pensó mientras se acercaba a ella sonriendo y ofreciéndole el brazo, brazo al que ella rehusó al instante.

-Tengo tiempo- La pregunta estaba en la punta de su lengua, pero no la haría. Qué importaba que aún no se hubiera ido de Chicago, de todos modos se suponía que ella ni siquiera sabía sobre eso ¿No?, si no le informó que viajaría, mucho menos le debía dar cuentas sobre con quien iba.

-Yo no, y aunque lo tuviera… Tú y yo terminamos- negó, mirando al cielo -Tú terminaste conmigo Nick- rectificó- no creo que tengamos nada de que hablar.- Procuró no alzar la voz, aunque se moría por gritarle que era un cerdo egoísta, pero eso también hubiera significado perder la compostura, y ella ya se había pasado demasiadas noches llorando en vano.

-Yo creo que tenemos demasiado que discutir- se interrumpió, al parecer recién percatándose de que tenían público, pero bueno eso es lo que pasa cuando se te ocurre ir a meterte a un instituto plagado de adolescentes, ¿no?- no aquí, por supuesto.

-Lo siento… No puedo.- Destiny sabía que comenzar a correr en dirección opuesta hubiera sido algo bastante patético, incluso para ella. Además, estaba el tema de que Nick fácilmente la hubiera alcanzado, sin embargo era una idea bastante tentadora, la desechó con renuencia y se enfocó en llevar a cabo su segunda mejor opción -¡Mandy!- llamó a la morena, quien ocupaba primera fila en el grupo de espectadores no deseados. Su amiga acudió al instante, representando el mismo papel que ejercía cada vez que Douglas se ponía irritante, excepto que esta vez no se trataba de Douglas y Nick era cien veces más astuto y peligroso.

-Vaya, tu padrino sí que es joven- anunció, como si fuera la primera vez que se veían- Sabes Dest, ahora que lo recuerdo dejé mi estuche con la pluma que tomé prestada… sin permiso al señor Mathew, encima de la mesa. ¿Crees que puedas ir por ella, antes de que me atrapen?- Destiny alzó las cejas incrédula, alucinada con que su amiga hubiera dicho una mentira tan… creíble, al menos para ella, dado que siempre la sorprendía portando accesorios que resultaban ser de terceros. Se despidió de ambos, prometiendo que volvería enseguida, cosa que obviamente no pensaba cumplir.


En cuanto la vio partir Nick supo que planeaba huir, era tan predecible… y hermosa. Después de hacer un breve, pero productivo interrogatorio a la amiga de Destiny, se dispuso a rodear el edificio, para dar con la salida lateral, colindaba con un enorme centro comercial, por eso no le sorprendió ver a una castaña correr hacia su interior y perderse entre la gente que salía del local. Nick comenzó a correr, mientras intentaba no chocar con las personas que transitaban por el concurrido lugar. Le llevó al menos dos boutiques y tres heladerías dar con un bolso azul chillón y una cabellera castaña, pero cometió el terrible error de llamarla por su nombre, entonces ella decidió que sería mejor correr al primer lugar que encontrase disponible…


Y fue así como él terminó entrando al baño de mujeres, no había sido su primera opción, pero dado que ella se negaba a contestar el teléfono… Bien, pues eso no le dejaba muchas opciones. Destiny sollozó e hizo un par de cosas como taparse los oídos, pero el celular seguía sonando y Nick seguía golpeando. Maldito móvil. Maldito Nick. Maldita ella por quererlo tanto. Toda la gente del local iba a quejarse. Echando improperios, se arrastró fuera del cubículo.

-¿Qué quieres?- preguntó con la voz seca por la falta de saliva.

-Podrías empezar por abrir la puerta. Tengo algo que decirte.

-Yo no quiero oírlo- Destiny cogió un trozo del papel higiénico y se sonó la nariz, pero se arrepintió al instante, era una versión bizarra de la lija, sólo que más fina y teñida de blanco, pero raspaba igual.

-Mala suerte. A menos que quieras que toda la gente de aquí se entere que follaste con tu padrino, te sugiero que abras.

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